viernes, 23 de diciembre de 2011


"Creía que lo tenía todo controlado, que tenía las ideas claras, que sabía lo que sentía… pero he perdido el norte y ya no sé qué es exactamente lo que siento.  ¿Quiero encontrarme? Quizás tenga miedo a encontrarme… quizás tenga miedo a entender lo que siento. Hay días en que lo tengo muy claro y no siento miedo alguno… otros días me cubre por completo  y siento que lo que el día anterior tenía tan claro, ahora resulta parecer una locura sin sentido… y otros me confirmo a mí misma con total seguridad, y muy tranquila, que en ciertos momentos magnifico ese sentimiento pero realmente es menos  de lo que pienso (y eso me alivia… por miedo a que fuera la primera de las opciones). ¿Qué se siente? Ya erré una vez por confundir, por pensar que entendía y realmente no entender… Y parece ser que no aprendí nada de aquella última vez. O quizás nunca se pueda aprender de estas cosas… Y si resulta ser que de verdad siento lo que en ocasiones creo que siento, ¿qué? No, no sirve de nada… no hay nada al otro lado. No hay nada. Nada."

viernes, 9 de diciembre de 2011

Fotografiando sin cámara

Fotografiar sin cámara es una técnica creativa alternativa que consiste en colocar objetos sobre papel con material fotosensible, con un laboratorio fotográfico por escenario y una ampliadora y químicos como ayudantes para llevar a cabo nuestra tarea. Los factores que condicionan el resultado final son, entre otros, la manera en que colocamos los objetos, el tiempo que dejamos que entre la luz en el papel fotosensible, así como el tiempo que dejamos cada químico, sin olvidarnos de la gran importancia que toman el azar y la casualidad en los fotogramas resultantes.

Usamos esta técnica para un trabajo, el cual consistía en, primeramente, visualizar el documental Ríos y mareas, un film poético y sensual producido por Thomas Riedelsheimer, donde se nos muestra como el artista Andy Goldsworthy crea sus efímeras obras, de inicio a fin, únicamente a partir de elementos de la naturaleza y con la ayuda de una sola herramienta: sus manos. La técnica llevada a cabo por Andy se llama Land Art o Arte Terrestre.

Una vez visualizada, se hizo una lluvia de ideas con temas que se trataran en la obra y sentimientos que nos transmitiera y, a partir de estos, creamos seis fotogramas sin cámara.

Este film me sugirió muchísimas cosas, pero en especial me llamó la atención algo que Andy dijo mientras amontonaba piedras en forma piramidal. Las colocaba intentando que su obra no se desmoronara, pero en un momento determinado las piedras caían y tenía que empezar de nuevo a construirla. Una y otra vez, hasta que finalmente lo consiguió.

Mientras llevaba a cabo tal proceso, dijo algo así: a medida que trabajamos con estas piedras, las vamos conociendo; debemos conocer hasta el último rincón de ellas para conseguir que no vuelvan a caer. Por lo tanto, la contemplación en profundidad es algo imprescindible para él, y el equilibrio de las piezas va muy ligado a esta contemplación. Si se lleva a cabo bien la primera, la segunda también. Y sino, ninguna de las dos. Me recuerda a los textos filosóficos y a su análisis. Leer todas las veces que haga falta, parándose en cada frase, cada palabra, analizarlas y estudiarlas por separado y en conjunto hasta lograr extraer las ideas que quiere expresar el autor. Entender el texto como un todo y a la vez como pequeñas piezas que forman esa unión. Y, en concreto, me acordé de algo que me dijo alguien que ama su profesión como pocos lo hacen: analizar un texto filosófico es como deshacer una bola de lana para ver el hilo de la bobina en su conjunto, sin que ninguna parte de ésta quede escondida.

He aquí uno de mis seis fotogramas, en referencia a esta última idea:

miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Masoquista o ignorante?

Reaparezco después de unos cuantos meses... por falta de tiempo sobre todo, pero también tengo que confesar que hay más entradas en el apartado de borradores que publicadas. Yo y mi indecisión, una vez más, o quizás el respeto por escribir... o bien por escribir en caliente, leerme en frío y pensar: mejor no.

Hoy voy a escribir sobre algo que no entiendo por más que lo intente, o que sí que lo entiendo, pero no... Y me molesta bastante, aunque al mismo tiempo, en cierta manera, lo comprendo... Me explico.

En nuestra sociedad, están los que han despertado, los que duermen sin saber que están durmiendo y los que vuelven a irse a dormir después de despertar. Todo este juego de palabras viene a mi no comprensión con lo que ha pasado en las elecciones generales de hace unos 10 días, pero también viene por otras muchas cosas anteriores a esta.

Volvamos unos meses atrás: en mayo, CiU gana las elecciones catalanas. Durante estos meses hasta el día de hoy, esta gente se ha dedicado a recortar (entre otras cosas, porque seguro que me dejo bastantes) sanidad pública, enseñanza pública, desahucios en aumento, nuevos juguetitos para sus queridos mossos, como gases lacrimógenos y tanques de agua, sin olvidar las pelotas de goma y las porras. Pero, ¿y todo eso para "jugar" con quién? con aquellos han despertado y defienden sus derechos pacíficamente y, en general, con casi todos. Todo con la excusa de que para arreglar la crisis hay que tomar esta serie de medidas. A todo ello, la ciudadanía ha respondido con numerosas manifestaciones, a las que, en su mayoría, han asistido muchas personas (en unas más y en otras menos, claro). En definitiva, se ha notado un malestar que ha hecho bastante ruido. 

Muy bien, ¿y qué pasó en las elecciones generales, producidas unos meses más tarde? que CiU volvió a ganar (casi en todas las províncias catalanas). Y ahora me hago la pregunta que he puesto por título: ¿Masoquista o ignorante? En el segundo caso, sí, soy consciente de que aún hay mucha gente que está siendo completamente manipulada y condicionada en todo su día a día y ni se percata de ello, que se cree libre y es la más esclava de todas, que no acaba de entender qué está pasando, de dónde vienen los tiros, por qué, ... Marionetas que no saben que lo son.

Pero, ¿y los masoquistas? Es más, ¿existen? Por más que lo intento no puedo entenderlo. Volvámonos a poner en situación. Te recortan tus derechos más básicos, y tú, tan ancho, que te das cuenta de todo lo que está pasando, como si no vieras ni escucharas, ¿sigues votándoles? No, no me entra en la cabeza. Lo siento pero no. Hay que ser verdaderamente tonto para hacerlo (y perdonad si falto al respeto a alguien pero es lo que pienso). 

Y, vosotros, políticos, ¿por qué no, en lugar de este tipo de recortes (no sé, por ejemplo, ¿eh?), os recortáis vuestros sueldos o los de los banqueros? ¿Que eso os perjudicaria a vosotros y a vuestros colegas, ¿verdad? Que eso no va con vosotros... Ya. 

¿Por qué? ¿Por qué dejamos que nos sigan hundiendo? ¿Por qué hay gente que sigue creyendo en este sistema, en algo llamado "democracia" que en realidad brilla por su ausencia? ¿Y por qué hay tanta gente que sigue jugando al bipartidismo (que son tal para cual)? ¿Por qué? ¿Por qué dejamos que los bancos sigan sin pagar por lo que han hecho? ¿Por qué permitimos que nos diga lo que tenemos que hacer una mujer como la señora Merkel? ¿Vamos a dejar que nos arrebaten de las manos algo por lo que han luchado nuestras familias durante tantos años? ¿A seguir tragando mentiras y dejar que nos reduzcan nuestros derechos a NADA? No soy economista; apenas entiendo de economía, pero sí tengo sentido común.Y sé que, con estos recortes, no se arreglará nada. No voy a quedarme de brazos cruzados ni pienso votar a aquellos que me suben la tarifa universitaria, que recortan mi hospital y que se creen que pueden usar la violencia cuando, como y con quien quieran. Y eso sin olvidar, por supuesto, que todos los avances en memoria histórica están yendo hacia atrás por su culpa.

Como decía muy bien hace poco Ignacio Ramonet, ¿Qué pasará cuando los sacrificios no acaben con la crisis?"

...Yo no soy antisistema. El sistema es anti yo...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

O interior do exterior do interior. Lo interior del exterior del interior.

"La lejanía con respecto al otro, hasta el que nos traslada esa conciencia, se hace aún mayor cuando comprendemos que nuestro aspecto exterior no se presenta ante los demás como se presenta ante nuestros propios ojos. A las personas no se las puede ver como a las casas, los árboles o las estrellas. Se las ve con la expectativa de encontrarse con ellas de un modo determinado, con lo cual pasan a ser un fragmento de nuestro propio interior. El poder de la imaginación las acomoda a su medida para que encajen en los propios anhelos y esperanzas, pero también para que en ellas se confirmen los propios miedos y prejuicios. Durante el camino, la mirada se distrae y enturbia con todos los deseos y fantasmas que hacen de nosotros ese ser humano singular e inconfundible que somos. Incluso el mundo exterior de un mundo interior, por no hablar de las ideas que nos hacemos sobre el mundo interior ajeno, tan inciertas y tan poco sólidas que dicen más sobre nosotros mismos que sobre el otro.


Tren nocturno a Lisboa

miércoles, 3 de agosto de 2011

Luz en la penumbra II

 
«Eres igual que tu madre, eres una inútil, ¡¿de dónde has sacado toda esa mierda?!» Él le agarró fuertemente por el brazo « ¡Suéltame, me haces daño!» « ¡Cállate, niña!». La situación se te estaba yendo de las manos, te superaba, los nervios se apoderaron de tu ser… Como si de un impulso se tratase, la cogiste en brazos y la llevaste a su dormitorio. «¡¡Estás loco!! ¡Gritaré para que venga la policía! ¡¡Te pudrirás en la cárcel!!». Entonces llegó lo peor… La asfixiaste con la almohada, sin sentir pena alguna. ¡¡Era tu hija!! ¿Te das cuenta de la animalada que hiciste?

El muchacho estaba llorando. ¿Cómo pudo matar a su propia hija por semejante tontería? En ocasiones nuestra forma de pensar nos ciega hasta el punto en que sobrepasa al aprecio, al amor y, en general, a todos y cada uno de los demás…

-¿Qué puedo hacer? Es demasiado tarde para rectificar... La maté… y no volverá… jamás - dijo el chico. Sentía un dolor tan intenso en su pecho que por un momento creyó que lo tenía agujereado. Sentía dolor, remordimiento, pesadumbre, angustia, tormento, tortura interior, aflicción... un millón de sentimientos que iban desde lo más profundo de su ser hasta las puntas de su vello.

De pronto se dio cuenta que aquellos ojillos de mar tan risueños e inocentes le resultaban familiares, muy familiares. Una punzada atravesó su mente. Aquella niña era su hija… la niña con la que había compartido tantos y tantos momentos… la que le había hecho reír, llorar,… en definitiva, sentir… y ser.

-¿Papá? ¡Papá despierta! ¡Es hora de ir al colegio! Vamos, levántate, que voy a llegar tardeeeee… - dijo Marta agitando con insistencia a su padre como si de una campana al viento se tratara.

 -¿Dónde estoy? ¿Marta, estás viva? ¡¡Qué alegría!! – exclamó su padre levantándose de un salto de la cama y besándola fuertemente en las mejillas. No se lo podía creer. Estaba tan confuso... ¡Todo había sido un sueño!

Dicen que de las experiencias que transcurren en la vida, cuando estamos despiertos,  aprendemos a ser personas mejores pero… ¿y de los sueños? Quizás éstos estén estrechamente relacionados… Los hechos de la primera nos hacen reflexionar pero los sueños también lo hacen con fuerza y un ejemplo, sin duda, es el caso de este muchacho, el cual se sintió tan afligido por el sueño de aquella noche que cambió notablemente su forma de pensar y de actuar. FIN.

lunes, 1 de agosto de 2011

Luz en la penumbra I


 El curso pasado tuvimos que escribir una historia para Castellano y os la voy a enseñar... No me había planteado publicar escritos antiguos en este blog, pero... ¿Por qué no? Eso sí, lo haré en escasas ocasiones. Esta historia la escribí una fría tarde de invierno. 10 de marzo de 2010. Si no recuerdo mal, ese día nevó en mi ciudad, y mucho, algo que no suele ocurrir nunca... raramente. Y, mientras nevaba, me quedé en casa escribiendo. Quizás el tiempo creó el ambiente necesario para que naciera esta historia... En fin, que me dejo de presentaciones y os dejo en esta misma entrada la primera parte (totalmente imrprovisada; no sabía por dónde partir la historia, pero es que es un pelín larga...). Espero que os guste. Por lo menos, a mi profesora le gustó... Este relato le dio un gran empujón a mi nota de trimestre, por cierto... :P jaja. Ups, vale... ya termino.

Se encontraba en un pasillo tenebroso y estrecho. Andaba sin cesar hacia ningún lugar, sin rumbo, nervioso por el no saber nada. Intentaba encontrar una salida que le sacara de aquellas eternas tinieblas. Negro, oscuridad, angustia, miedo, temor, fragilidad… nada tenía sentido, ¿Por qué se encontraba él ahí? De pronto, un destello de luz le llamó tímidamente, sin hacer ruido. Poseído una fracción de segundo por la desesperación, fue hacia éste inmediatamente. Pero a medida que avanzaba, su centelleo se volvía más y más tenue, hasta esconderse por completo. Una vez más, reinaba la oscuridad en aquella nada que lo era todo en aquellos momentos.

-¡¡Basta!! ¡¿Qué tipo de juego es este?! No tiene ninguna gracia… - dijo el joven atemorizado, que no conseguía frenar su ímpetu por morderse el labio inferior.

Analizó durante un momento la enigmática situación. Entonces se le ocurrió algo: ¿Todo aquello era real o simplemente estaba dormido? 

De repente una niña apareció. Lo supo porque llevaba consigo un pequeño cirio que iluminaba su rostro. Menuda y flaca, ojos de mar, cabellos del color de la miel, piel blanquizca y una sonrisa encantadora que inexplicablemente provocaba cierto temor en el joven. Sin pensarlo más, éste decidió hablarle.

-¿Quién eres, niña? Llevo un buen rato intentando encontrar la salida… ¿Podrías ayudarme? Por favor, no me dejes… No puedo soportarlo más… Me estoy volviendo loco. - dijo suplicándole; sus ojos amenazaban con romper a llorar.

-Todo esto te está sucediendo por algo que hiciste en el pasado… y por lo que ahora tienes que pagar. Debes descubrir de qué se trata… ¡Piensa! – dijo la chiquilla con un tono pícaro. Disfrutaba como si aquello fuese un juego de niños.

-No entiendo nada… En fin, no me queda otra que hacer lo que me dices... Lo que sea con tal de salir de aquí – dijo el muchacho sin ganas de jugar. Aquello le parecía una pérdida de tiempo.

Pasaron unos minutos. Viendo que el muchacho no conseguía recordar nada la niña rompió el silencio.

-¿Qué? Bueno, quizás es complicado que lo recuerdes… para mucha gente lo es cuando llega aquí - dijo pensativa –  Te echaré una mano. Seguro que si te cuento lo ocurrido acabas por acordarte…

-Era un día frío de Marzo, de aquellos en que sólo apetece permanecer en casa con una taza de chocolate caliente y una mantita… Volvías de la escuela con tu hija Marta, de 10 años, una niña de ideas muy claras a la que le apasionaba la historia y la naturaleza. Le encantaba hablar contigo sobre estas cosas… a pesar de que a ti te aburrieran. Tú eras un chaval divorciado, de ideas conservadoras y muy cabezota, totalmente al contrario de Marta. Por eso, muchas veces había disputas en casa. Al llegar a ésta, Marta merendó unas galletas de chocolate e inmediatamente se colocó en la mesa, dispuesta a hacer los deberes. Tú te apalancaste en el sofá a ver la televisión, como siempre. En las noticias anunciaban un nuevo caso de violencia de género. Había ocurrido en una ciudad cercana de Barcelona. Un hombre había asesinado a su mujer por negarse a obedecer sus órdenes. « Marta, ¿crees que  las mujeres son algo sin el hombre? No son nada. Sois un cero a la izquierda, sólo servís para fregar, planchar, lavar los platos… en definitiva, complacernos, ¿te enteras? » « ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Eres un machista. La mujer no es inferior al hombre, para que te enteres. Desgraciadamente aún no hay igualdad pero algún día lo conseguiremos, porque tanto el hombre como la mujer son personas, nadie tiene que estar por encima de nadie, ¿¡qué hac…?!»

[... próximamente más ]

viernes, 15 de julio de 2011

Arena en los zapatos... o no


“Escriu. Deixa’t endur. Encara que no sàpigues què escriure de bon començament... però escriu”

Hace años mil que quiero hacerme un blog o, dicho de forma más general, crear un pequeño lugar donde poder refugiarme y escribir siempre que lo necesite. Donde poder indignarme debido a toda la mierda que hay en este mundo, donde poder echarlo todo cuando ya no pueda más, cuando mis pensamientos golpeen y empujen con fuerza para romper la barrera, para ver la luz, esa luz que  en ocasiones se vuelve peligrosa debido a ciertos individuos despreciables que intentan censurar ideas... y no debería ser así. Un lugar donde poder decir lo que me plazca cuando me plazca... o, en definitiva, donde poder plasmar mis pensamientos. Pensamientos… de cualquier índole. Sí, el blog, por el momento, se llama Arena en los zapatos. Expresión sacada de una canción de Fito y los Fitipaldis, por cierto (perdóneme usted, sra. SGAE ;) ).  Se llama así pero… quizás mañana cambie de nombre, quién sabe. Ni yo misma sé hacia dónde irá este rinconcito… Y de ahí el título de esta primera entrada: Arena en los zapatos… o no. O no porque quizás un día tenga arena en los zapatos y decapite con mis palabras a más de un@, pero ni mucho menos cada entrada tendrá esa finalidad… Sin embargo si por “arena en los zapatos” entendemos que algo nos molesta, nos inquieta… podríamos incluir muchas más cosas. Ahora quizás ya esté hablando demasiado, pero imagino que escribiré sobre todo en momentos de confusión, de decepción, de nostalgia, de desesperación, de culpabilidad, de rabia, de soledad, incluso de felicidad… pero de inspiración, mayor o menor, todo hay que decirlo... Todo el mundo tiene sus días, y yo no voy a ser menos. Quizás un día me dé por acompañar mis palabras con una canción o algún link. Pero… dejemos de especular. Como dice una canción… Ya se verá ;)

Y digo que hace mucho tiempo que quería abrir el blog ya que siempre me ha gustado escribir. Quizás más leer que escribir. Le tengo cierto respeto a lo segundo… ¿Demasiado prudente? Ni que lo digas. Pero no hay otra forma de perder el miedo a escribir lo que a uno se le pase por la cabeza (en el mejor de los sentidos) que empezar a hacerlo… así que, después de un año en el cual he llegado a sentir los más peculiares y extraños cócteles de sentimientos… Después de un año en el que en más de una ocasión habría sido fácil decir “Basta. Señor conductor, pare el tren, que yo me bajo aquí.”… Hoy empiezo con este blog, y cuando me plaza y tenga tiempo, claro, escribiré alguna cosilla. Quizás se convierta en un diario personal y no lo lea nadie, o quizás sea todo lo contrario… No lo sé, pero no me importa. El mero hecho de escribir es lo que me ha traído hasta aquí.

No di un paso hacia delante con esta decisión hasta que un buen día (bueno, no es la expresión más adecuada en este caso) alguien me tocó las narices más de lo usual y tuve que escribir por pura necesidad. ¿Dónde? En el lugar que tenía más a mano por aquellos momentos: Facebook. Ese día me di cuenta de que necesitaba algo más… ¡Y aquí está! :)

Gracias a quienes me han animado a que empezara con esto. Espero no aburriros ;) En mi opinión, quedarse indiferente después de leer algo es lo peor que te puede pasar…