El día que dejes de pensar “no puedo, no puedo” y digas, bien alto y sin que te tiemble la voz: “PUEDO”… El día que cambies de actitud, porque todo está ahí, en tu actitud, dentro de ti… Ese día serás capaz de todo lo que te propongas.
No, deja de decir que
eres gafe, que tienes mala suerte y que todos te tienen manía. Deja de culpar
todo eso y mírate; párate un momento y pregúntate
a ti misma si eres feliz. Coge el rumbo de este barco,
porque, recuerda, es el tuyo.
Porque de excusas no se vive, al contrario, se permanece estancado, metido en
un bucle… y andando en círculos, círculos que sólo llevan a eso: excusas,
excusas y más excusas… con las cuales intentas justificar todos tus fracasos.
Acéptalo, y empieza por
admitir que el problema no está fuera, sino dentro de ti.
Y ahora, destrúyelo todo y vuélvelo a intentar,
luchando esta vez por aquello por lo que TÚ quieres luchar. Porque puedes con todo lo que se te ponga delante… Por muy alta que sea la cima,
desafíala, ya que ninguna cima es lo suficientemente alta como para frenar la
fuerza inmensa que posee esa nueva actitud.
Sólo tienes que creértelo…
Porque es tu vida, y la de nadie más, y porque vidas sólo hay una… No la
malgastes así, y exprime cada momento. Porque a pesar de los problemas que
todos tenemos, a pesar de que esto no es un camino de rosas,
tienes que saber que la vida te regala muchas, muchas cosas buenas… así que ve
a por ellas. Y recuerda, nunca es tarde para cambiar de actitud. Empieza a
vivir y no permitas que los días te arrastren... El momento es ahora.
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