viernes, 10 de febrero de 2012

Cosas que quiero hacer antes de morir, cosas pendientes por hacer o sueños por cumplir…


En este mismo instante, y si tuviera que ser breve… tan sólo diría dos cosas. Tan sólo dos (las dos primeras de una lista bastante larga). Antes de morir... quiero aprender a tocar el piano y enamorarme.



De pequeña recuerdo que tuve una guitarra de juguete, una flauta, una batería (mi madre acabó harta de ésta… y mi batería acabó en la basura a los pocos años), un micrófono, una grabadora y, por último y que yo recuerde, un piano de juguete. Este fue, creo, con el que experimenté más. Aún recuerdo, como si de una pesadilla se tratara, que tenía un botón para cambiar el sonido de las teclas, y uno de ellos era el sonido de un grillo… lo odiaba con todas mis fuerzas. Era tan estridente… = dolor de cabeza garantizado y un “¡Niña, para eso ahora mismo!” de regalo. Le cogí mucho cariño a aquel pequeño piano de color lila… Recuerdo que me lo llevaba a todas partes. Pero un buen día, como todo niño, lo guardé. Supongo que me daría por jugar con otra cosa… (temporadas, vienen y van) y nunca más volví a tocarlo. Siempre me ha encantado la música. Y adoro la música en directo. En realidad, no podría expresarlo con palabras… ‘adorar’ se queda corto. Cuando alguien, por muy bien que suene en el disco, no me gusta como canta en directo… No lo vuelvo a escuchar. ¿Exigente? No lo sé, yo es que odio el playback. Es tan artificial, tan falso… no hay nada como las grabaciones en directo. Sin retoques. Sin maquillaje… Recuerdo como componía canciones en mi libreta y luego las grababa en el ordenador con mi micrófono… Letras infantiles donde las haya, claro. ¡Y aún me acuerdo de  3 canciones! Hace unos días, buscando algo, encontré la hoja donde está escrita una de ellas. Sentí nostalgia. Y, desde hace un tiempo, no sé cuánto exactamente, he vuelto a sentir ganas de tocar el piano… de aprender a tocar (porque no tengo ni pajolera idea; de pequeña, mi repertorio se reducía al ‘Cumpleaños feliz’… no hace falta decir nada más ¿verdad?). Y hoy mismo, no he podido evitar pasar mis dedos por las teclas de los pianos que hay en Fnac. ¡Pero son tan caros! Sin embargo, no me lo perdonaría jamás si dejara que esto se quedara en un mero pensamiento pasajero… En un sueño que sencillamente se quedará ahí, en sueño. Esta vez no. Aunque sé que la situación de ahora complica las cosas enormemente. En fin, ya se me ocurrirá algo…

…Y enamorarme. Pues sí, nunca me he enamorado de nadie ¿vale? No sé qué se siente… supongo que por eso en varias ocasiones he tenido mis dudas en referencia a lo que sentía por la otra persona. Pero me he dado cuenta que nunca, en ninguno de los casos, me enamoré. Sí que he cogido mucho cariño a algunas personas, pero nunca llegué a enamorarme de ellas. ¿Qué se debe sentir? No lo sé, pero debe de ser hermoso… y al mismo tiempo doloroso. De momento, estoy enamorada de la música, de los libros, de las palabras, de un buen texto, de una película, de las cosas pequeñas, del silencio, de los detalles, de la naturaleza, de un buen diseño… de la magia y la belleza de todos ellos. Y me siento bien. Ahora… ¿de alguien? Ya llegará… no hay prisa.

 [..] no me vengas con que tus sueños han evolucionado, que has crecido, que en eso consiste madurar, en adaptarse a la vida y que la vida se adapte a ti, que ser feliz es aprender a conformarse, y todas esas bobadas de la “antiayuda” [..] [..](Dedicado a) todos los que hoy se planteen convertir sus expectativas en frustraciones. A todos los que pretendan inmolar su vocación con la dinamita del miedo. A todos los que se hayan planteado castrarse un ‘te imaginas’… [..] Risto Mejide






Esta entrada servirá, mínimo, para recordarme a mi misma que quiero aprender a tocar el piano... para que este sueño no se convierta en una frustración y sí en una realidad.


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